Este texto es de género narrativo, en el cual se narra una historia sucedida en los tiempos del Israel a comienzos de su gobierno Monárquico y no Teocrático.
En la historia hay varios personajes, esta: Saúl, la adivina, los hombres que acompañan a Saúl, “Samuel”, Dios.
Dentro de la historia se desarrollan diferentes diálogos, entre un rey derrotado mentalmente, espiritualmente y moralmente con un Dios que ya no contesta como él creía que iba a ser.
Un rey que ordena a sus soldados buscar una adivino/a que él mismo había echado para cumplir con la palabra de Dios.
Una necromancia, mujer que habla con los muertos, que diabólicamente engaña a un rey desesperado y negador de la fe que practicaba. Ella con su propia voz, como lo define la LXX, evggastri,muqoj una ventrílocuo, alguien que (rae) tiene el arte de modificar su voz de manera que parezca venir de lejos, y que imita las de otras personas o diversos sonidos.
Y de repente un dialogo con un muerto, un demonio que se hace pasar por Samuel y de esa manera le hace creer a Saúl que es el propio profeta.
Al final la debilidad física de un rey que a recibido la peor noticia de su vida y la alimentación de una nigromante.
La palabra nigromante
Nigromante
(Heb. Yidde ônî [de] verbo yâda ("conocer", "observar"; de aquí, "alguien que conoce").
Hombre reputado por tener un conocimiento especial concerniente al mundo invisible por medio de una supuesta consulta a los muertos (Isaías 8:19)
Los nigromantes surgieron y se encontraban en Egipto (19:3). Dios abominaba a los hombres que practicaban estas artes diabólicas (Levítico 19:31; 20:6; Deuteronomio 18:11), y a la nación hebrea se le prohibió tolerarlos y debía matarlos (Levítico 20:27).
Los reyes Saúl y Josías quitaron de su reino a los nigromantes (1 Samuel 28:3; 2 Reyes 23:24), pero Manasés los toleró y consultó (2 Reyes 21:6; 2 Crónicas 33:6) igual que Saúl que aunque los había hechado también los consulto.
En nuestro idioma:
Nuestra palabra castellana "nigromancia" (o "necromancia") proviene de dos palabras griegas: nekrós (muerto) y manteía (adivinación), describe el arte de indagar el futuro mediante una supuesta comunicación con los espíritus de los muertos.
Este era el papel que cumplía la persona que fue a consultar Saúl. Esta función en la actualidad la llamamos médium, que es el espiritista que habla tomando voces de personas que no están presentes en el lugar y que generalmente son los muertos.
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